
“El hombre es por naturaleza un animal cívico (político); y un hombre que por naturaleza, y no meramente por azar, es acívico, o bien es inferior en la escala de la humanidad o bien está por encima de ella.
La ciudad es anterior naturalmente a la familia y a cada uno de nosotros tomado individualmente. El todo es, en efecto, anterior a cada una de las partes que lo componen. Si el individuo separado o aislado no se basta a sí mismo, es que debe referirse al todo.
Por ello, el impulso a formar comunidad es algo que pertenece por naturaleza a todos los hombres; y el hombre que inició la unión de la gente en comunidades fue el mayor de los bienhechores.
Una ciudad es una comunidad de clanes y de aldeas, en una vida plena e independiente, para vivir de un modo bello y feliz. La amistad o camaradería cívica tiene por finalidad realizar bellas acciones, y no simplemente vivir en común. Los que más contribuyen a esta amistad son más importantes que los que le aventajan en nacimiento o en riqueza, ya que ellos les aventajan en virtud cívica”
Aristóteles, Política. I, II y II, 5, texto condensado.
